Agosto
Nos uníamos en ese mágico mes que tanto ha cambiado y tantos sueños nos regalaba, éramos felices, pues no asomaba ningún atisbo de fracaso a nuestras soñadoras miradas.
Cierro los ojos y vienen a mi memoria esos días radiantes de luz, las tardes de calma y aventura y por supuesto las noches sin final, siempre con la esperanza y el deseo de que ninguno de nosotros cambiase...
Atardeceres que me vieron hacerme mayor, jugando a crecer y descifrando tu mirada, leyendo en tus ojos el deseo y la curiosidad del primer beso; era un niño.
Pero con el tiempo uno se hace grande y los problemas se tornan realidad, el niño debe hacerse un hombre aunque sea ahora cuando necesite de esos momentos y ese calor...
Cuanto añoro esos atardeceres en que tan solo vivía, y disfrutaba de la vida, ahora "nada" queda de aquello, tan sólo el recuerdo y sin duda algunos amigos de entonces que al igual que yo; han ido cambiando al hacerse mayores.
La última ocasión en la que allí busqué lo que hace tantos años descubría, me refugié en un mar de néctar del sueño ansiando alcanzar lo que hace tiempo se esfumó, y viendo como era conducido por un oscuro corredor hasta perder todo el misterio y la magia que aquello tenía.
Volver atrás en el tiempo, parar el reloj y rectificar lo que un día dejamos borrascoso, es deseo fruto de esos recuerdos, recuerdos llenos de cariño y añoranza. Pues allí perdí algo que jamás volverá, en aquel mes que cada año me veía crecer.

Etiquetas: frente al espejo