22 junio, 2007

Viejo

Cuenta su voz mientras su mirada se pierde en la lejanía, que todas las mañanas regresan a su mente voladores soplos de vida ya consumados junto a otras personas, en otros lugares donde el principio se solapa con el final, donde todo lo inaplazable termina por regresar a su punto de partida. Desnudas espaldas en las que sus labios dibujaron siluetas, tardes de calor en las que enredaba su deseo junto al fresco perfume de una larga cabellera azabache, y todas esas maneras de mirar que guarda en lo más profundo de su corazón…
A estas alturas ya no es capaz de discernir si estos cálidos recuerdos aparecen espontáneamente ante sus ojos, o si por el contrario es él quién los busca y se abraza a ellos para que no le abandonen y de esa manera pueda seguir recordando quién es, antes que el paso de los años llegue como un ladrón en la noche y la distancia y el olvido terminen por robarle cuanto abriga en su interior. Recuerda unas manos que eran jóvenes y fuertes, unas piernas que le llevaban a todos los lugares, sus ojos siguen ahogando quebrantos frente a un vaso de pócima de sueños, vano se elixir de quebrada juventud, en las calles sólo el repicar de la incesante lluvia...

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