26 mayo, 2007

Mama Tierra (Macaco)

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20 mayo, 2007

La mejor sonrisa

Cada amanecer el nuevo día la encuentra bien despierta, se levanta temprano para recibir con los brazos abiertos la magia de un nuevo sol que todo lo ilumina con su luz y calor. Todas las mañanas se viste con una amplia sonrisa, perfuma su piel con los mejores deseos que puede transmitir a quienes comparten un pedazo de su tiempo con ella, y se engalana con la paz y calma que contagia con su serena mirada y cálidas palabras.
Pero hoy sonaba el despertador y sus ojos querían seguir dormidos, ajenos al sol que se asomaba delator entre las cortinas de su desordenado cuarto mientras en su cabeza los fantasmas del “quiero y no puedo” se tornaban presentes. Hoy, comprendía que poco a poco su mundo se iba volviendo más y más pequeño, y sus pasos cada vez más lentos sin encontrar el lugar al que llegar...

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15 mayo, 2007

Carretera otra vez

Carretera otra vez ante sus ojos, y el rugido del motor que ronronea adormeciendo los ecos de incertidumbres presentes y pretéritas. Él, pisaba el acelerador de su viejo coche a la par que su mente viajaba lejos, a su espalda todas esas nevadas cordilleras que poco a poco se despedían del tacto de su mirada a través del espejo retrovisor. Una vez más había logrado abrigar la precisa tregua que acudía a su encuentro concediéndole algún resquicio de paz , calma y conocida soledad. Kilómetro a kilómetro la tarde avanzaba inexorable, el cielo; recortado por las caprichosas formas de las montañas se iba vistiendo con esos colores anaranjados que tanto le apaciguan el alma.
Mientras tanto en una céntrica plaza de Madrid, el sol calentaba con una media sonrisa que arropaba las almas de todos esos "urbanitas” que como si de un ritual se tratara dirigían sus pasos al concurrido punto de encuentro mientras la tarde iba diciendo adiós. Y ella, con su sonrisa de niña y mirada de vieja pantera caminaba ante los ojos expectantes de quienes allí se encontraban, un malabarista haciendo de las suyas con el diábolo, sonaban tam-tames que no "hablaban" de revolución, ecos de otras vidas que transitan paralelas a la nuestra... y en esos momentos, efímeros como un pestañeo; la vida de nuevo comenzó su rodar... era una tarde de domingo donde la magia de lo sencillo se mostraba silente y cercana...

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