20 agosto, 2005

Recuerdo

Su triste mirada era un océano solitario ahogando sus pupilas, su voz a veces quebradiza dejaba asomar la duda y el dolor que escondía tras sus oscuros ojos del color de la esperanza perdida. En esos tiempos me aferré a su sombra como el barco que en medio de la tempestad precisa del faro que lo guíe hasta buen puerto, fue una bonita amistad. Era agradable esa melancólica expresión en su rostro, daba sosiego y quietud a mi dolor, en su mirar no daba lugar a la esperanza y a pesar de todo "ella siempre estaba bien". ¿Cuánto dolor escondías tras tus ojos? Sea cual sea tu lugar ahora, no arrinconaré esa mirada tuya, la más triste y melancólica que jamás halla podido comprender, tampoco caerá en el abandono ese cálido y atormentado corazón que el tiempo no supo guardar del frío y el vacío del que te sirvieron esas sombras ahora truncadas en dolorosos recuerdos.

Para ti este momento de recuerdo sin rencor ni desprecio, lleno de afecto y cariño.

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16 agosto, 2005

África

El sol de mediodía pegaba con toda su fuerza sobre los turistas y transeúntes cuyos pasos se demoraban y apresuraban por las calles aledañas a la Gran Vía madrileña.
Él, se detuvo indolente en la esquina bajo el alero de uno de esos “restaurantes” de comida rápida que tan de moda están hoy en día en esta ciudad, sus ojos recorrían las páginas de un catálogo de teléfonos móviles, y en su mente la indecisión de comprar uno u modelo de terminal.
Cansada de caminar de un lugar a otro sin poder encontrar la calle que indicaba el plano turístico de esa incomprensible ciudad, ella se acercó al joven que había en la esquina para pedirle ayuda. Una mirada y sus ojos encendidos, pocas palabras y la dicha de la sorpresa; desde ese segundo sus mundos comenzaron a la par a girar…

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