El último metro

Poco a poco, el repicar de sus tacones se pierde en la distancia mientras él se detiene y sigue pensando en esos pasos que se alejan y que ya no se detendrán, en la silueta y en el contoneo de sus caderas que hace escasas horas parecían no detenerse jamás, y ahora, frente al cristal la misma soledad. En sus ojos queda pendiente un espejismo, el recuerdo de lo que ya no retornará, en sus manos de hombre adulto guarda la perdida infancia que en otros tiempos le abrigaba y daba calor…. Mañana martes, de nuevo el café de máquina, el sonar de teléfonos y el disfraz de chaqueta y corbata tras el que entierra su vida, mañana de nuevo a esperar que llegue el último metro, mientras en un rincón de su memoria guarda sus caricias, esconde los olores que hace horas le regaló. Y la vida sigue su rodar…
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