01 julio, 2005

Despertemos

Pasan las horas, y en este momento son escasos los minutos que me han de llevar a esa realidad que durante los últimos tiempos estaba intentando esquivar cómo se sortean los golpes que a veces da la vida; esa prostituta a sueldo que nos viste los ojos de sueños, que nos adorna de esperanza y nos concede dolor y odio al igual que amor y calma, todo cabe en esta vida que nos regala experiencias y aprendizajes a cambio de cabellos blancos y miradas ausentes, dolores por recuerdos, gotas de sangre trocados en soplos de alegría o llanto…
Y en breves instantes me enfrentaré una vez más a mi propio rostro en ese lago cristalino que me ha de contemplar, un nuevo escalón, un paso más. En pocas horas serán menores los lastres que me aferren al obligado transitar por conocidos caminos, poco a poco y no sin esfuerzo, estas cadenas comienzan a resquebrajarse, se rompen, dejando paso a la verdadera vida. Estos pasos ahora perseveran su caminar, siguiendo hacia delante, arrojando en las cunetas alguna que otra soledad y en las pupilas el calor de los ojos encendidos del Jaguar que es fuego a la par que descanso.
Si siempre camináramos por conocidos senderos, si nunca asumiésemos el riesgo de intentar lo desconocido, de querer llegar más lejos, ¿Dónde estaría entonces la aventura de la vida?
Me niego a vivir nublando la mirada, pensando en las cosas que se pueden hacer y no hacemos por miedo, pereza o desidia. Mientras nos encerramos en nuestros inexpugnables mundos la vida se escurre entre los dedos sin poder llegar a vivirla, ancianos parece que deberemos llegar a ser para poder apreciar todo cuanto tenemos y dejamos pasar de largo, la suerte que duerme a nuestra espalda y nosotros con los ojos cerrados cansados de mirar sin ver…
Hoy más que nunca, estos ojos deciden VIVIR.

Etiquetas: