El comienzo del fin

-¿Termina o comienza?- Se pregunta mientras al caer la tarde de este día sigue tumbado en esa cama, 35 grados a la sombra, que ya debe tener su silueta grabada por el peso de su cuerpo sobre los muelles del destartalado colchón que amenaza con desquebrajarse. Cuerpo que lejos de ser rechoncho y pesado se encuentra menguado día tras día, paso a paso, como decrecen las ilusiones que en “otras vidas” soñaba que tenía, como escasea la llama de la vela cuando se acaba el oxígeno del que se alimenta…
Un mar de pelos oscuros y anárquicos desde hace escasas semanas puebla su cara, le da aspecto de persona mucho más mayor a pesar de que no ha pasado la treintena de años, a pesar de que sigue siendo un niño. Sus ojos, normalmente encendidos y llenos de vida, se encuentran cansados y tristes; miran hacia el horizonte de la pantalla de un ordenador desde el que hace un mes se comunica con el mundo exterior, a su espalda un tragaluz por donde le alcanzan los pocos sonidos y rayos de claridad que ahora es capaz de escuchar y sentir. A su izquierda, mecida bajo la manta de un sol de invernadero se encuentra la esperanza dormida que a pesar de todo sigue alimentando sin descanso. Sabe, que cuando todo haya pasado nada habrá tenido importancia ya, sus pasos de nuevo a otros lugares llegarán, y no será la persona que ahora mismo se encuentra en esa cárcel cuyas paredes sangran recuerdos de otros tiempos, donde la misma canción se repite una y otra vez, donde no puede distinguir si lo que está viviendo es el final de una historia ó el comienzo del propio fin. Entre aires de revolución y vientos de tedio e incertidumbre se marchita a la espera de que lleguen las azules primaveras, donde de nuevo pueda simplemente seguir viviendo y sintiendo la vida; que por nadie espera.